
Somos la memoria del mundo.
Sólo debemos recordar lo que está en nuestras células.
Los frutos del verano
el amor voluptuoso.
La capacidad de ponerse en el lugar del otro.
El contacto.
El coraje de innovar.
El abrazo, el adiós y el encuentro.
El mar en nuestra piel.
La música de la vida.
La danza de la vida.
Biodanza nos devuelve
la memoria ancestral
la posibilidad absoluta de amor.
Rolando Toro
Biodanza es un sistema de integración afectiva, renovación orgánica y reaprendizaje de las funciones originarias de vida, basada en vivencias inducidas por la danza, la música, el canto y situaciones de encuentro en grupo.
Nuestra propuesta consiste en activar, mediante ciertas danzas, potenciales afectivos y de comunicación que nos conecten con nosotros mismos, con los semejantes y con la naturaleza.
Es importante la coherencia entre Biodanza y la vida cotidiana, es parte de su definición misma. Muchas veces se hace necesario modificar el estilo de vida, entendiendo que nuestras sesiones no son una actividad que compensa una vida de stress, sino que se trata de un modo particular de vivir.
Cada clase es una invitación a llevar lo vivenciado a la vida diaria, es decir, a la propia existencia, que va más allá de los horarios de trabajo, las condiciones económicas y las exigencias de esta sociedad.
En nuestra danza encontramos, en un entorno enriquecido, la expresión de todos los gestos humanos de lo cotidiano. En nuestras clases uno puede volver a sentir lo mismo que en un momento profundo de plenitud y encuentro, o bien descubrir algo totalmente nuevo y diferente en su vida.
A partir de ese sentir, que pasa a la conciencia como parte de la realidad vivida, nos encontramos con que hay una decisión que tomar: “¿me animo a rescatar esto que me da una calidad y una dimensión más profunda de mi existencia e incorporarlo a mi vida, o lo dejo ahí?”.
Esto es algo que nos moviliza, seamos o no concientes. No se trata solamente del movimiento: quienes profundizan en la Biodanza experimentan una sensación de agradecimiento que se une al goce de vivir, y esto es lo que abre una instancia a la trascendencia.
Nuestra labor en Biodanza se compromete con la identidad desde la emoción, desde la vivencia como experiencia emocionada. No es un ejercicio mecánico, no trabajamos sobre los músculos sino que modificamos el organismo y la existencia humana a diversos niveles: orgánico, afectivo-motor y existencial. (...)
FUENTE: Revista Argentina de Biodanza N1
Articulo: El placer de ser humano
Autores: Verónica Toro, Raúl Terrén.
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